La falsa motivación

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Frente a mi casa un bar, junto al bar unos caballos, sobre los caballos unos tipos, entre los tipos unos bafles, dentro de los bafles una canción que explota y rebota en los vidrios de las casas circundantes. Suena Darío Gómez, quien en una nefasta métrica le reclama a una desafortunada musa por lo ingrata que ha sido con él en una hipotética relación.

Con la cabeza cubierta por una almohada, muchas preguntas se quedan adentro: ¿Quién le dijo a Darío Gómez que sabe cantar? ¿Qué intrépido optimista motivó a Pipe Bueno a regurgitar delante de un micrófono? ¿Cómo rayos piensa Marc Antony que en algo se parece a Héctor Lavoe? ¿Cuál fue el primer sádico que aplaudió a Daddy Yankee? ¿En dónde nació la ocurrencia de hacer de Silvestre Dangond un presentador de televisión? ¿Por qué algunos canallas llaman «actrices» a las subactuadas presentadoras de farándula? ¿Sigue Ricardo Arjona impune, en libertad?

Pasados los caballos, y sin cojines que enclaustren el pensamiento, observo que la falta de talento no es en sí el centro de esta situación. El gran problema ni siquiera está dentro de ellos (los «artistas»), sino en la atmósfera que los rodea: un aparato conformado por lambones a sueldo, comentarios melifluos, aplausos fingidos: falsa motivación. Basta definir una propuesta comercial y poner en marcha una poderosa maquinaria de cretinización de públicos para que esta gente crea que sí, que tienen un don, un talento, que tienen un arte como dicen las señoras. Si la cosa deja dividendos, se suman nuevos expertos en mercadeo y nacen temerosos espacios como el Club de Fans Silvestristas, el Club de Fans de Fanny Lu, y el Justin Bieber Spain Fans. Solo por mencionar algunos. Y es así como entre artistas y fans se hacen daño mutuamente: es como votar por un polítiquero corrupto.

Si forzamos una metáfora con el fin de proponer alguna solución a este embrollo, podríamos decir que la mejor forma de detener la producción masiva de basura es siendo lo más concienzudos posible en el momento de contribuir con nuestros propios desechos. Sabemos que parte de la labor educativa pasa por motivar a una juventud históricamente humillada, carente de autoestima y acostumbrada a la indignidad, para que se autorrealice; pero también lo es exigir la cualificación de sus capacidades. Es allí donde están los motivos para adquirir la seguridad y la confianza que tanto necesitamos.

En últimas: evite motivar un artista cuya propuesta está apadrinada por las grandes compañías. Hará un bien al sujeto en cuestión, alejándole del ridículo; y hará bien a la sociedad, concediéndole a muchos la oportunidad de dormir y a otros la de disfrutar nuevas propuestas, sinceras y de calidad.

En muchos casos, sobre todo en los ya expuestos, vemos las catastróficas consecuencias de la falta de crítica. Muchas veces ésta es más valiosa que los halagos y la motivación, ya que, o permite reflexionar y mejorar el trabajo, o fortalece el carácter y la intencionalidad del mismo. Y aunque ya a Darío Gómez no se le pudo aportar desde lo técnico, todavía podemos apoyarlo dejando de comprar sus discos.

A propósito del embarazo conceptual

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No entiendes realmente algo a menos que seas capaz de explicárselo a tu abuela.

-Albert Einstein.

Trataremos hoy el ríspido tema del embarazo conceptual, un flagelo que se extiende peligrosamente entre la juventud latinoamericana, hasta el punto de que siete de cada diez universitarios están gestando conceptos europeos, según las encuestas realizadas por la Fundación de Salud Intelectual Latinoamericana -FUSIL-. Precisamente contamos con la colaboración y asesoría del profesor Pablo Valderrama, miembro de esta organización y coautor del presente artículo, quien asegura que «hoy en día lo más importante es explicarle a las mentes castas en qué consiste un embarazo conceptual, porque la educación es el centro de nuestra discusión. Hay que dejar de lado los tabúes y hablar con franqueza del tema con nuestros familiares y amigos».

Comencemos entonces por esa vía. Toda esta cuestión comienza cuando las personas sostienen relaciones intelectuales sin utilizar protección, pues en nuestros tiempos de reguetón y drogas plásticas, estas relaciones han sido desplazadas a los espacios más inverosímiles, en los cuales se sostienen frenéticas orgías del pensamiento y donde, si no se utiliza protección crítica, puede uno fácilmente terminar siendo víctima de un embarazo conceptual.

Un espermatoziode doctorado, generalmente salido de un testículo francés o alemán, se adentra en las profundidades de Latinoamérica y fecunda una facultad, digamos, de artes o humanidades. Lo primero que sucede es la formación del llamado cigoto académico, un campo teórico membranoso donde los estudiantes se multiplican como células y conforman en pocos meses una suerte de feto. Este diminuto esbozo de criatura tendrá dos voluminosos testículos franceses -o alemanes, según el caso- prestos a la producción de nuevos espermatozoides eurocéntricos, que continuarán prolongando sus genes mediante la reproducción teórica.

Los lactantes conceptuales pueden reconocerse fácilmente porque en ellos se produce un tumor en la masa cefálica, resultado de la acumulación de conceptos y palabras de más de diez letras, que crece con el paso de los semestres y que va afectando el lenguaje. Por más que el tumor se esconda con boinas, sombreritos jípster y accesorios similares, el problema de fondo persiste y se encuentran casos como los que presentaremos a continuación, cuidándonos de guardar la identidad de las fuentes, que descansan en un centro de rehabilitación de la FUSIL.

Primer caso: «Fausto», artista conceptual.

«En esta pieza [señala un cuadro en el cual aparecen dibujados una línea y un círculo debajo de ésta] represento la fuerza pictórica del negro, negándolo completamente en la pintura. Con esto demuestro la ausencia del color mediante una apología a los tonos cálidos. El espectador puede encontrar una reflexión develadora sobre la tensión que el infinito del plano ejerce sobre el marco, pero a su vez notará que proporciona laxitud a la combinación de colores. Después de esto, el observador casi que puede tocar la influencia del expresionismo francés (obviamente matizado con un poco de surrealismo contemporáneo, es verdad), pero sin perder esa fuerza vanguardista que hemos paladeado en las salas de Austria, Bélgica, Berlín y, por supuesto, París».

Segundo caso: «Rodolfo», activista de izquierda ‘dura’.

«Compañero, no seamos indiferentes compañero. No podemos dejar que el sistema neoliberal nos siga imponiendo el subdesarrollo mediante el yugo del consumo, compañero. Vea compañero, hay que ser elocuentes, compañero, allá están los oligarcas, aprovechándose de usted compañero, estudiándolo compañero, vigilándolo compañero, manipulándolo compañero; vea compañero: lo que necesita esta sociedad es dejar de ser tan ignorante y tomar el marxismoleninismomaoísmo como único camino posible para desentrañar el problema sociológico que se deriva de la resignificación del proyecto moderno, compañero. Vea compañero, lo que queremos es atacar la dominación atacando al estado, para cambiarlo por lo mismo, pero con una visión sociohistórica y metatransnacional».

Muchos opositores del embarazo conceptual, como la ministra de educación y algunos fervientes líderes religiosos, opinan que lo mejor es abstenerse de tener relaciones académicas si no se quiere quedar embarazado conceptualmente. Pero frente a estas propuestas la FUSIL ha sido enfática en asegurar que la abstinencia no es la solución. Conozcamos la opinión del profesor Valderrama, socio cofundador de la FUSIL, al respecto:

«Hombre, en la Fundación decimos que se puede conceptualizar sin embarazo. Mira como es de rico conceptualizar con esa persona especial que tanto quieres: todo el día, en la oscuridad de la noche, en lugares públicos, hasta con varias personas al tiempo… es cuestión de cada persona. Piénsalo: lo único importante es cuidarse. Nosotros insistimos en la importancia del uso de la píldora anticonceptual, que proporciona protección crítica y amor por la cultura propia. Es necesario poner dispensadores con píldoras anticonceptuales en muchas partes: en todos los tipos de colombos, por ejemplo; en los teatros, los museos, en los festivales de poesía, en las universidades, en fin… Que la gente tenga relaciones con el pensamiento europeo, eso está bien, pero que no se deje embarazar por él; que no se olviden del mundo que los rodea por cuidar una teoría que los preñó. Eso es lo que nosotros recomendamos».

Finalmente, instamos a los lectores  para que nos ayuden a extender no solamente el debate en torno a esta delicada situación de salud intelectual, sino a recomendar a sus allegados tener un mayor cuidado en sus relaciones académicas y, por supuesto; a usar y difundir la píldora anticonceptual. Porque, como la FUSIL asegura en su más reciente campaña, «Es mejor píldora en mano que boinas volando».